No hay prisa

Confieso que no sabía sobre qué escribir. Ni mucho menos cómo empezar a hacerlo. Arrancamos un nuevo proyecto para el mundo de la batería y la percusión en castellano, y me veo en la necesidad de contar algo que os sirva. Llevo un montón de años trabajando para  marcas de esas que todos conocemos y esto me permite vivir situaciones muy distintas relacionadas con nuestro mundo bateril. Al darle vueltas a la cabeza, creo haber encontrado un punto en común bastante peligroso que se repite últimamente con demasiada insistencia: ‘las prisas’.

Vivimos a tope y cada día nos muestran casos y casos de supuesto “éxito y perfección”. Y nos obcecamos en que “solo el éxito total es aceptable”. Dicho de otra manera: “Quiero tocar tan bien como este batería… y que mi banda saque un “discazo” donde (por supuesto) mi parte brille. Y quiero hacer una pedazo de gira de presentación que pare en todas las capitales y con una producción chulísima. Mi sonido tanto en el disco como en directo será gigante. ¡Claro! Para que mis partes suenen como están en mi cabeza necesitaré material de primera así que…. ¡He de firmar un contrato con una marca! ¿Para qué? No tengo ni idea… pero lo necesito. Y una vez que lo tenga… haré clinnics…  y vídeos súper profesionales de mí mismo tocando todos los cachivaches de esas marcas ¿Y qué voy a enseñar? Tampoco lo tengo muy claro… pero lo quiero”.

Vaya por delante que todos estos objetivos son perfectos. Tan buenos o mejores que cualquier otro pero… Tienen que ser todos? Y sobre todo ¿Tienen que ser ya? 

Hace unos años tuve la oportunidad de charlar un rato con Gavin Harrison y me contó una anécdota curiosa. Cuando tenía 17 años quiso estudiar con un profesor en concreto. Así que le llamó y quedaron para una clase. Allí le explicó el sistema de estudio del Sycopation de Alan Dawson. Era un sistema de ejercicios bastante completo (y complejo) e iba a requerir trabajo y tiempo. 

Al cabo de tres meses Gavin llamó de nuevo al profesor, fue a su casa y tocó cada uno de los ejercicios. Al terminarlos preguntó al profesor “¿Qué tal?”, a lo que éste le contestó “Bien, bien… queda mucho en lo que trabajar, pero está bien”. A Gavin le pudo la curiosidad y preguntó: “¿Es normal que me haya costado todo este tiempo? ¿Cuánto han tardado tus otros alumnos?”. A lo que el profesor contestó: “Eres el primero que vuelve”.

Aquí tenéis una clara lección de que el esfuerzo y la determinación le reportaron algo mucho más importante que lo meramente musical.

Así que… volviendo al segundo párrafo:

-Si “Quiero tocar tan bien como este batería” tendré que invertir una cantidad de esfuerzo y tiempo similar a él para conseguir resultados parecidos. Existen casos únicos y excepcionales de gente con un don especial pero la abrumadora mayoría tenemos que trabajar duro para conseguir crecer.

-Si “Quiero que mi parte del disco brille”, tiene mucho que decir mi “biblioteca musical” y será bueno que conozca el estilo después de haber escuchado y asimilado cuantos más discos mejor. Y eso lleva tiempo y requiere inquietud musical. 

-Si “Quiero que mi sonido tanto en el disco como en directo sea gigante”, tendré que investigar todas las variables y hacer tantas pruebas en el local como pueda. Tocaré con diferentes tipos de baquetas y parches, afinaré de una y mil maneras, probaré el material de otros baterías y, sobre todo, me grabaré cuanto más mejor. Nuestra percepción a la hora de tocar suele distar de la realidad que ‘estamos tocando’ y esa bofetada es más pequeña cuanto más nos escuchamos a nosotros mismos.

– Si “Para que mis partes suenen como tengo en la cabeza necesitaré material de primera así que…. ¡he de firmar un contrato con una marca!”, tendremos que ser conscientes de que los contratos de colaboración con marcas te dan unas cosas y te quitan otras. La primera que te dan es un sonido concreto; y la primera que te quitan es, ojo al dato, el resto de sonoridades. Por estúpida que parezca, la afirmación es literal. Hay músicos que terminan cambiando el sonido de buena parte de su vida por un contrato y dejan de ser ellos. 

Además el tema de los patrocinios es, a veces, una cuestión que no va más allá de la imagen, así que piensa bien si es algo que necesitas realmente o no.

– Si “Una vez que tenga mi contrato con una marca haré clinnics y vídeos súper profesionales de mí mismo tocando todos los cachivaches de esas marcas”. 

Aquí hay dos temas a tratar: Hoy en día los vídeos son una disciplina en toda regla y, como tal, requiere planificación para cada aspecto. El primer y más importante a la ver que difícil: ¿Qué voy a grabar y con qué finalidad?

Una vez decidido esto habrá que ir con el resto de aspectos: Lugar de grabación, iluminación, cámaras y planos, tipo de edición… estos aspectos tendrás que planificarlos sea cual sea el nivel técnico y de inversión del vídeo. Lo hagas en un estudio con varios técnicos de video y audio como si te lo auto produces con una sola cámara fija en tu local deberán pensar en cada detalle. 

Voy con el tema de los clinnics. De la misma manera que sólo algunos jugadores terminan siendo buenos entrenadores y algunos entrenadores nunca fueron buenos practicantes del deporte que dirigen, no todo el mundo tiene las cualidades docentes suficientes para ser un buen ponente. Y además, no todo el mundo tiene por qué seguir el mismo camino. Hay músicos tremendos que se han dedicado sólo a grabar y girar al igual que hay grandes docentes que no se han embarcado en giras grandes.

Resumiendo, haz tu propio camino y cerciórate de que cada pisada sea firme. Seguro que puedes dedicar el tiempo necesario para cada una de ellas. En estos días raros están faltando muchas cosas, pero el tiempo no es una de ellas. La que sí que nos sobra ahora y siempre ya sabes cuál es, la maldita prisa.

Txiki Marín