Faro drums Portocolom

Hace cosa de un mes, intercambiando unas palabras con Carlos Coronado (autor del podcast El Groove, y también colaborador de esta revista) me comentó sobre una marca española que hacía cajas fabricadas con staves. Me invitó a visitar el perfil de Pedro Moyá donde pude ver una de las cajas que Simón hizo con mucho mimo. Las cajas hechas con staves nunca han llamado especialmente mi atención. Diría que, en general, tienen un volumen demasiado alto para mi gusto.

Unas semanas después de hablar con Carlos sobre Faro Drums, Miguel Ángel me llamó para contarme que habían contactado con nosotros para colaborar con la revista, y concertamos una cita para charlar con Simón sobre este proyecto.

Una videollamada de más de una hora nos dejó un sabor de boca especial. Simón es un tío encantador y nos transmite el tacto con el que trata esas cajas artesanales que construye en un pequeño y humilde taller que se ha ido montando. Nos comenta que en realidad se dedica a la metalurgia, aunque irónicamente solo hace cajas de madera (de momento…). Miguel ha redactado una entrevista con él que os invito que ojeéis, porque desde ese día supe que lo que Simón hacía era por y para el mundo de la batería: su sentimiento de comunidad y de cercanía me conquistó.

No puedo empezar a comentar esta caja, sin mencionar el flightcase que la contenía. Hans Box Flight Cases (amigo y compañero de Simón) fabrica unos flightcases a medida totalmente personalizados. En este caso nos envía un flightcase totalmente a medida para la Faro Drums de Nogal, que en su exterior incluye unas fotos de la caja donde ya podemos ver los acabados en todas sus dimensiones. Totalmente aislada y protegida, esta caja de unos veinte kilos está perfectamente preparada para poder transportar la Faro Drums sin ninguna preocupación.

Entrando en materia, Simón nos envió una caja Faro Drums de Nogal. Concretamente un modelo que diseñó para su amigo Toni Toledo (Sexy Sadie, Santiago Auserón, Amaral, …) y que éste utilizó en diferentes eventos y festivales. 

Estamos ante una caja de 14” y con una profundidad de 6’75”. Podemos observar una placa negra con un logo sencillo pero muy resultón y elegante, diseñado por Luis Aguilar.

Lo primero que hice al recibirla fue quitarle el parche batidor (un Remo Ambassador Coated, para mí un parche perfecto para probar bien prácticamente cualquier caja) y ver la construcción de la caja por dentro. ¿Soy el único al que le gusta meter la nariz dentro de un casco y oler la madera? El tacto lacado y satinado es espectacular y hace falta fijarse bien para poder ver las juntas de las placas de staves. Las cajas en acabados naturales, tanto lacadas como pintadas, siempre me producen la misma sensación de amor-odio: por una parte, me encanta su estética y su tacto, pero también me parecen muy frágiles y fáciles de estropear. También creo que los vinilos cambian la resonancia de los cascos, pero esto es algo de lo que me gustaría hablar otro día.

En la parte del hardware, y viniendo de un tipo que se dedica a la metalurgia, no podía esperar menos: unos buenos tube lugs de acero inoxidable, largos y sencillos que le van perfectos a la caja, aros Triple Flanger de 2’3mm y un sistema de bordonera Trick Single Point: sistema del que había oído hablar y que después de probar puedo decir que funciona a la perfección (igualito que el P85 de Ludwig… quien me quiera entender, que me entienda). 

Acabamos con parches Remo (Ambassador Coated en batidor, Snare Side en el resonante) y una bordonera Pure Sound de treinta hilos. Parches standard y una bordonera conocida por todos: nada puede salir sal.

Todo esto está genial, pero… Pau, ¿cómo suena ese cacharro? Pues bien, la caja viene afinada muy aguda y me gusta. Me gusta mucho. Un tono y unos armónicos preciosos, nada molestones. Tanto un poco tapada (trapo, moongel, snareweight, …) como completamente al descubierto me parece una caja muy interesante. La bajo medio vuelta y sigo encontrado un tono muy chulo, y es curioso como la caja mantiene un tono agudo y denso aunque la continúe bajando. Una cosa que me llama mucho la atención es el bearing edge con el que está acabado la caja, normalmente existe una inclinación de 30, 45, 60º en la parte interior del casco, pero en este caso Simón utiliza esta inclinación por la parte exterior del casco también.

De esta manera, podemos observar a simple vista que el casco está “afilado” en la parte más alta, donde apoya más el parche, y la distancia del aro al parche es realmente pequeña en comparación con cualquier casco que tiene la parte externa del borde redondeada en vez de en 45º. ¿En qué afecta esto al sonido? Lo primero es que es muy sencillo sacarle el rim shot a la caja, y además suena muy chulo. También me da la sensación de que la respuesta de la bordonera es algo diferente: parece que en afinaciones agudas la caja no tiene demasiada bordonera, y eso es a mi parecer agradable para el oído, como si la bordonera estuviese en cierta manera más controlada (o esa ha sido mi sensación comparándola con otras cajas de madera).

Los “peros” vienen cuando trato de aplastar la caja, y llevarla a una afinación muy grave. Y tengo que sacar otras cajas para comprobar si lo que me encuentro es algo normal. Poniéndola al lado de dos cajas muy diferentes a ella (una Ludwig Acrolite de 14×6’5”, y una Yamaha Club Custom de 14×5”) me encuentro con que el rango dinámico de la caja no es tan amplio como el que esperaba. Mientras que en la Ludwig y la Yamaha puedo llegar (más o menos) a unas cuatro vueltas entre la afinación más aguda y la más grave, en la Faro a partir de la segunda vuelta los tornillos empiezan a estar completamente sueltos. Suelen ser concretos los momentos en los que buscamos estas afinaciones más “chof”, en las que dejamos el parche completamente suelto y apretamos lo justo para poder decir que hay algo de tensión… pero creo que normalmente es lo que podemos estar buscando en cajas más profundas.

La Faro Drums no llega a menos de una afinación media, media-baja en su rango más grave… y eso es algo que me extraña y creo que puede tener que ver con este bearing edge diferente a los que he visto hasta el momento. 

Bien cierto es que, una vez más, creo que mola que, incluso en estas afinaciones medias, tenemos una respuesta de los bordones bastante controlada, a pesar de estar usando una poderosa bordonera de treinta hilos. Cuando digo que la bordonera es controlada no quiero decir que no se pueda conseguir una respuesta muy bestia, simplemente que si quieres apretarla puedes perderla, pero también puedes soltarla para conseguir mucha… 

Puede que el fantástico sistema que incluye también tenga que ver con esto, y me gusta mucho como responde en general en todas las afinaciones y lo fácil que es poder conseguir la respuesta que se desea. Me quedo con las ganas de probar una bordonera más standard, de veinte o dieciséis hilos.

Puede que el otro aspecto que no me guste de la caja es el que supuse desde el principio que iba a ser mi peor enemigo: el volumen. Acostumbrado a cascos hechos por capas o metálicos, tenía entendido que en una caja hecha con staves iba a encontrar algo más parecido a una caja con muchas capas… mucho volumen. Y sí, tiene mucho volumen, es un hecho… y para mí es una pena tener que tapar la caja para bajar el volumen, porque se pierde una de las partes que más me ha encantado de esta caja: los armónicos que tiene. Comenté con Pedro Moyá, al que me gustaría mandar un saludo por su tiempo y sus palabras, que era una cosa bastante característica de estas cajas, y que es increíble cómo a veces nos resulta molesto en contextos en los que se requiere menos volumen en general, pero también es brutal para momentos en los que se necesita más presión y resonancia. Podría haber estado meses descubriendo esta caja, y no descarto hacerme con una más tarde o más pronto. 

Los modelos Faro Drums tienen un precio de partida de 650€, que pueden ser más en función de las especificaciones que quieras: puedes decidir usar sistemas de bordonera específicos, hardware a elección, aros especiales, madera al gusto… En definitiva, no deja de ser una caja que te puedes hacer un poco “a tu medida”, todo dentro de unos límites. También me gusta mucho saber que parte del precio de la caja (un 5% del precio que pagas) va destinado a fines benéficos. Este año Simón ha decidido colaborar con la ONG Save The Children.

En conclusión, creo que lo más importante es decir que cuando las cosas están hechas con mimo… se nota. Simón tiene mucho tacto cuidando cada detalle de sus cajas, y creo que ofrece un producto muy especial con un precio muy competitivo. 

Recomendaría una Faro Drums a alguien que busque una caja poderosa, con un buen volumen, un buen tono y unos buenos armónicos, una caja que funciona espectacularmente bien en afinaciones altas. Si estás buscando una caja con un agudo a lo Steve Jordan… ¡puede que esta sea la tuya! Sin embargo, no recomendaría una Faro Drums al que busque una caja todoterreno, simplemente por el hecho de que el rango dinámico de la caja no es tan amplio como el que te pueden dar otras. Si lo que estás buscando es una caja “one for all”… Espero poder traerte pronto alguna nueva recomendación.

PAU GARCÍA-SERRA

Fotografía MATEU BENNASSAR