Cómo c**o llego yo ahí

Bienvenidos a este nuevo número de Bateristas y por ende a mi cuarto artículo en esta maravillosa revista. Antes de nada me gustaría dar las gracias a Migue y Álex por la confianza, están haciendo un trabajo excepcional y da gusto leer los demás artículos y entrevistas, a uno le alegra mucho ver que estas iniciativas se lleven a cabo y que la industria baterística se enriquezca a sí misma.

Hoy me gustaría exponer el tema de profesionalizarse, de qué se puede hacer para adquirir los conocimientos que el mundo laboral demanda de lxs bateristas, sea como músico de sesión, en bandas, como profesor, o cualquier mezcla posible. Varia gente me ha preguntado, o me ha pedido que pregunte sobre este tema en el podcast, donde me gusta que lxs invitadxs me comenten sus inicios y expongan sus experiencias, cómo y de quién aprendieron ciertas cosas, donde se han formado, si han viajado al extranjero para aprender, si son autodidactas…

Previamente a viajar al extranjero para formarme, desconocía cuáles eran las vías de formación disponibles para quien se quiere dedicar a la música. En un instituto de una zona rural apenas hay quien te pueda informar y mis padres, de los que nunca me ha faltado apoyo, también probablemente desconocían las vías que su hijo pudiera seguir.

En este contexto de confusión probablemente se encuentre alguién más. Lo nuestro es una profesión que digamos se desmarca de “lo normal”. 

Podemos encontrar la música moderna como estudios reglados en escuelas como Musikene, Creativas y Esmuc, o en conservatorios, no exentos de inconvenientes. Además, otra opción que mucha gente escoge es la de estudiar musicología, o magisterio musical. Ambas relacionadas con la música y que no dudo enseñen habilidades relacionadas y/o transferibles al trabajo de un músico que se dedique a girar con orquestas, pero no es lo mismo que quien se dedica a estudiar y tocar la batería horas y horas. Sin embargo, si tu tía en navidad te pregunta qué estás haciendo y le respondes que estudiar batería en casa todos los días con 18 años igual encuentras menos simpatía que si dices estudiar magisterio o cualquier otra carrera “de verdad”. 

En esta situación de saber a qué quiere unx dedicarse (que ya es), pero no cuál es la vía para conseguirlo es en la que creo nos hemos encontrado y encuentran muchxs. Nos hallamos en una confusión por la multitud de caminos posibles, y a la vez que ninguno te asegura nada, sumada a la incertidumbre actual, más la situación económica de cada unx y demás circunstancias personales.

Antes de meterme de lleno en el tema, quería comentar la situación actual con la pandemia y cómo puede que afecte esto a las expectativas de futuro. Hemos visto este último año lo frágil que puede ser nuestra industria y es muy difícil, económica y emocionalmente, apostarlo todo a la carta de ser músico profesional cuando es algo extremadamente complicado, ya no sólo en España sino en el resto del mundo. Y aunque no tengamos una industria tan potente como Estados Unidos, tenemos que dar gracias que aquí tenemos sanidad pública y educación superior no tan exclusiva. 

Lo más sensato quizá ahora, y a la mayoría de padres les alegrará esto, es quizá estudiar una carrera o grado superior que primero te atraiga, y segundo tenga salida laboral, aunque con un paro juvenil del 40%, prácticamente ninguna carrera te garantiza trabajo por sí sola. La mayor parte de mis amigxs de menos de 30 años que trabajan lo han hecho después de opositar, pasar por varios contratos precarios temporales, de beca en beca, dejarse un pastizal en másters… 

Lo que vengo a decir es que prácticamente ninguna vía te asegura que con 28 años estés independizado, lleves cuatro años trabajando, y con unas cuantas letras del coche pagadas. Que hay por supuesto quien llegue a esto y no sin trabajar duro, pero vistas las estadísticas no es lo habitual. Aunque pueda esto último sonar desesperanzador, confío que el músico siga en demanda a la vez que se adapta a lo que se le pide. 

Por poner un ejemplo, los baterías muchxs llevamos tiempo incluyendo algo de electrónica en nuestros sets para acomodar los nuevos shows con secuencias, backing tracks y sonidos del disco. Quizá el poder grabarse en casa sea lo que equivale al “hybrid drumming” en esta nueva década. Lo que sí creo que está comprobado es que nuestro trabajo no es sustituible por máquinas. Es un empleo creativo y colaborativo y a día de hoy nuestro cerebro (aunque a veces parezca mentira) es superior en ese sentido a la inteligencia artificial. No veo a la Lady Gaga de 2043 con un robot como batería.

Dicho esto, lo primero que quería dejar claro es que hay tantos caminos como personas. Cada historia de cada invitadx es diferente, y aunque puedan tener similitudes, siempre recalcan que cada andadura es personal. No olvidemos esto. Tengamos en cuenta que no es la misma situación ahora que hace 5, 10, o 15 años así que personalmente invito a no cometer el error de comparar la situación de uno mismo con la de alguien que idolatréis y queráis emular. Aprender y escuchar sí, inspirarse por supuesto, pero no por ello debemos copiar y calcar. Porque su vida y su camino le llevan a donde se encuentra ahora, pero sería autosabotearse esperar el mismo resultado con unas circunstancias diferentes.

Voy a listar las diferentes “rutas”, aunque admito que obviamente simplifico y como ya he advertido, es muy probable que en la realidad estos caminos se crucen para muchxs. 

Le dedico algunas palabras explicativas a cada uno y pongo ejemplos de gente que ha venido al podcast y nos ha contado su experiencia.

Estudiar en el extranjero

Quizá en una nueva era en la que la información se distribuye con más facilidad ya no haya tanta diferencia entre lo que se enseña aquí a lo que se enseña más allá de nuestras fronteras y por eso esta opción no sea tan clave ahora mismo. Muchos bateristas jóvenes actuales no han dado este paso (ni parece que les haga falta viéndoles como tocan). 

La escuela musical por antonomasia está en Boston y se llama Berklee, un poquito lejos y sobre todo bastante costoso. Tiene mucho nombre y que aparezca en tu currículum pesa. Es el caso de grandes de nuestro instrumento como Xavi Reija, Juan de la Oliva o Ramón Ángel Rey. Ellos emigraron para estudiar allí, y según sus experiencias contadas en el podcast aprendieron un montón sobre todo por la cantidad de músicos de nivelazo de los que te rodeas. Como todas las inversiones, si las aprovechas acaban siendo valiosas, pero no dejas de tener que pagar un alto precio. También es verdad que no es cosa de Berklee. En USA lo habitual es endeudarse de por vida para estudiar una carrera, sea de lo que sea, porque las universidades son otro negocio capitalista más como lo son la sanidad o las prisiones. 

Aquí en Valencia inauguraron una sede hace unos años donde se pueden estudiar diversos grados y postgrados, y aunque tengan unas instalaciones flipantes y vivir en Valencia sea más barato, puede que se eche de menos el nutrirse de la escena tan rica de la Berklee original. En definitiva es una opción a tener muy en cuenta si te lo puedes permitir.

Pero no todo es Berklee ni mucho menos. En Estados Unidos hay otras instituciones, como el Musicians Institute de Los Ángeles, donde han estudiado Ekain Elorza o Matt De Vallejo, o el Drummers Collective de Nueva York, lugar en el que Deivhook o Martí Sánchez han estudiado, todos estos durante temporadas más largas de un año o cursos de unas semanas que ofrecen estos centros. También son escuelas de mucho prestigio, con profesorxs del más alto nivel, matrículas costosas pero también con el aliciente de estar dentro de las dos escenas más productivas musicalmente del mundo como son LA o NYC. Al igual que Berklee son opciones a tener en mente. Muchos de estos sitios tienen convenios de becas y demás a los que vale la pena estar atento.

Pero no todo es Estados Unidos. Inglaterra, especialmente antes del Brexit puede ser una opción muy buena, también teniendo en cuenta la proximidad y los costes más bajos que cruzar el charco grande. En el Reino Unido la oferta educativa es mucho más plural que en España y podemos encontrar grados universitarios de prácticamente lo que nos imaginemos. Tenemos universidades específicas de música moderna como el ICMP, LCCM, Leeds College Of Music, ACM y 

el BIMM donde he estado estudiando y trabajando. Además muchas universidades “normales” tienen grados de música. Simón Cordero estuvo un año en DrumTech que luego fue absorbido por el BIMM, y Chus Gancedo estudió también un año en el LCCM de Londres. 

En cuanto a cultura y conocimientos, personalmente no creo que en el Reino Unido tengan mucho que envidiar a lo que se cuece por USA. Estas universidades ofrecen cursos de grado como cualquier otro. El problema es que las universidades no dejan de ser negocios privados y buscan enriquecerse. No son como Berklee en el sentido de que solo entran los mejores, aquí entra todo el mundo que pueda pagarlo, que gracias al sistema de préstamos nacional son muchos, pero luego los que realmente llegan a dedicarse de verdad no son tantos. Si vas con ganas y dedicación (indispensable en todos los casos) te llevas algo a casa seguro, pero no hay que dejarse llevar por el marketing que te prometen prácticamente que van a echar a Aaron Spears del concierto de Ariana grande para que te sientes tú. Luego además de estas universidades tienes la Royal Academy of Music, quizá lo más parecido a Berklee, donde estudió Jacob Collier. 

Además de USA y UK, que pueden ser las opciones obvias, en otras partes de Europa también peudes encontrar estudios similares, como en Amsterdam o Berlín. Pero no todo es América y Europa. Ekain Elorza nos contaba en la entrevista su aventura en Cuba, así como Gloria Maurel nos comentó sus aventuras en el continente africano. Empaparse de culturas y músicas diferentes puede ser muy provechoso, y no deja de ser una alternativa más.

Las ventajas de salir fuera son varias. La oportunidad de crecer en un ambiente nuevo, conocer gente que de otra forma no harías, y digamos “vivir la experiencia”. Pasarlo tanto muy bien como muy mal sólo en el extranjero te nutre como pocas cosas. Y aunque no creo que haya mucho mejor nivel que lo que encontramos en España, sí que hay más cantidad, además de ser sociedades que, con también sus grandes peros, generalmente se mira con mejores ojos a los que se dedican a lo nuestro, entienden mejor que no es un hobby sino una profesión seria como cualquiera y eso se nota. 

Personalmente creo que lo mejor de estudiar en una escuela grande, más allá de dónde esté, es la oportunidad de conocer a mucha gente de lo tuyo y empaparte bien de nuevas influencias. Tienes que ver si te compensa la inversión, si te atrae, pero sean unos meses o años puede valer mucho la pena, obviamente si estás dispuesto a trabajar duro, pero eso con todas las opciones, pero quiero recalcar que no por dejarte miles de euros nadie te asegura nada, y por eso también hay que pensarlo bien antes de soltar la pasta.

Estudiar en España

No todo es salir de España hoy en día. Hay ya varias escuelas que ofrecen cursos reglados con mucho nivel, tanto de profesorado como de alumnado (quieres ambos). La Creativa en Madrid, Taller de Músics en Barcelona (hablé de esto largo y tendido con Ramón Ángel Rey allí, y también con Gloria Maurel), el ESMUC también en la ciudad condal, Musikene en el País Vasco… en estos puedes estudiar Música Moderna y/o Superior de Jazz. En estos centros también podrás encontrar cursos de verano y otro tipo de ofertas educativas, muy útiles también para probar. 

Insisto que lo mejor de esto es rodearse de mentes con los mismos objetivos y nutrirse de la escena y nuevas influencias, y sobre todo tocar mucho con otros instrumentistas.

Además de estas escuelas, en España tenemos los conservatorios que hasta no hace mucho eran puramente orientados a la música clásica. Aunque últimamente no sea tan difícil ver una batería en sus instalaciones, la educación tan reglada y orientada a la interpretación de partituras 

antes que a la improvisación y creatividad puede chocar con tus intereses si buscas convertirte en un versátil músico de sesión o parte de un grupo de rock. 

Xoán Domínguez, Matt de Vallejo o Álex Riquelme han pasado por conservatorios y aunque según han contado en el podcast no se arrepienten de haber estudiado en ellos como tal, pero sí que se menciona que la enseñanza que han recibido que les ha preparado para lo que actualmente hacen la han encontrado en otros lugares. Si es lo que tienes cerca y te ayuda a estar en contacto con otros músicos no me parece una opción nada desdeñable, pero sí que me parece insuficiente dependiendo de tus objetivos. 

Autodidacta

Luego tenemos la vía autodidacta. Se trata de aprender por tu cuenta durante años y años, utilizar las redes para conseguir visibilidad y generar contactos, así como tocar en jams e ir conociendo a músicos, aunque esto último lo tenemos que hacer todos. Pero no he mencionado que sea fácil. Arlessa García y Sergio Fargas, dos de los más recientes entrevistados, me comentaban que nunca habían recibido clases, sino que aprendían a base de fijarse en sus ídolos, y escuchar y tocar encima de muchísima música.

Hoy en día más que nunca, con la información y contenido didáctico que hay ahí fuera técnicamente esta vía es más sencilla que nunca, y si unx se apaña por sí mismo, perfecto. Solo apuntar que quizá lo que yo más he agradecido de tener profesores es que destilaban todo esa información por mí y me daban cada clase lo que a mi me hacía falta, o en la universidad existe un currículo cuidadosamente estructurado. 

Lo que sí tengo muy a favor de la manera autodidacta de aprender el instrumento es que es mucho más fácil sonar más personal. No voy a decir que se usa el mismo molde para todxs en una escuela porque creo que es un poco responsabilidad del alumnx buscar salirse de éste y experimentar, pero sí que mucha veces se utilizan los mismos estándares o maneras de enseñar algo que no deja de incidir en que varios alumnxs suenen parecido.

Profesorxs Particulares

Por último quiero mencionar el obtener clases, sea de uno o de varios, de profesorxs particulares. Es decir, sea en una escuela de música o de forma privada, contratar a un profesor/a que te vaya guiando en el instrumento. Esto se puede hacer de forma habitual o esporádica, es decir, estar apuntado mes tras mes o realizar intensivos de vez en cuando con un baterista que creas te puede aportar lo que tú necesitas. 

Creo que lo mejor de esta opción es que puede ser considerablemente más económico que una escuela superior o viajar al extranjero y recibir un trato mucho más personalizado. Un profesor puede filtrar y digamos pautar toda esa información que existe. 

También puedes conseguir contactos e incluso bolos a través de ella o él que te pueden ayudar a hacerte un hueco en la escena, aunque esto último no es comparable a juntarte con 20-30 músicos cada día como en una escuela. Sin embargo, un punto a favor es la flexibilidad y variedad en el “catálogo”. 

Hoy en día puedes contratar clases online con cualquier batería de renombre que las oferte, sin necesidad de viajar a ningún sitio. Y si un día te apetece trabajar mucho en cierto aspecto de la batería, es fácil encontrar a alguien que se especialice en eso y contratar “clases sueltas”. De esta manera también puedes ampliar el abanico de información sencillamente tomando clases con diferentes profes, de forma simultánea o espaciada en el tiempo y así montarte tu propio “grado”. 

También he de mencionar que hoy en día tenemos “escuelas online” como Mikeslessons.com o Drumeo que también son una opción, digamos híbrida entre tener un profesor y estudiar a tu ritmo lo que encuentres en estos portales.

Compaginar estudios

Además de todas estas opciones me gustaría mencionar otra como es simplemente compaginar estudios de grado (o ciclos formativos), con alguna salida más, y que esté en cierta medida relacionado con la música. Pablo Díez estudió Telecomunicaciones y sí que mencionó en nuestra conversación que aquellos conocimientos de Imagen y Sonido pueden llegar a ser útiles. O por ejemplo, ahora que saber crear contenido y establecer marca personal forma parte, en alguna medida, de nuestro trabajo, estudiar Comunicación Audiovisual puede ayudar a obtener herramientas que nos puedan ayudar en el futuro. y también obviamente, sea a tiempo completo o parcial, teóricamente (recalco teóricamente) con un grado accedes a trabajos mejores pagados y más estables que nos pueden ayudar a complementar nuestra carrera musical, como es el caso de Nacho García, que se dedicó a la publicidad mientras poco a poco la música le fue comiendo el terreno.

Conclusión

Generalmente con quien me cruzo suele tener alguna combinación de todas estas opciones, y eso junto a sus circunstancias personales les llevan al lugar donde se encuentran. 

Personalmente, yo estuve dando clases en mi pueblo hasta los 18. Di unas cuantas clases particulares en Madrid con Deivhook y de ahí salté al BIMM en Bristol. Y de vez en cuando he suplementado con intensivos con Jairo Ubiaño, Miguel Lamas o José Bruno, de ahí que éstos fueran de los primeros a los que entrevisté jejeje. 

Sin embargo llevo más de dos años sin una clase particular por lo que me considero autodidacta, aunque acudo a clases de producción para ampliar mi repertorio de habilidades.

Creo que he explicado dentro de lo que me cuentan y conozco, lo mejor que he podido. Cualquier duda me dejáis un mensaje directo. Lo que espero también dejar claro es que hace falta saber adónde quiere uno ir. 

Lo que a mi me hubiera gustado saber hace tiempo es qué puedes hacer laboralmente como baterista. Hoy en día las alternativas no son muchas y las realidades como siempre siempre son más complejas que una lista simplificada, pero como baterista tú puedes ser: baterista de sesión para artistas; currar en orquestas y bandas de versiones; tener tu propia banda; y la docencia. Además puedes complementar con otras habilidades del mundo musical y ser compositor, productor, director musical, técnico de sonido… 

A grosso modo esas son las salidas que tiene ser músico profesional, pero luego la realidad de cada uno puede ser diferente, además de cambiante. Aún así tener claro qué te mueve por dentro es clave antes de emprender cualquier camino. Si a Google Maps no le dices dónde quieres ir, cualquier indicación es inútil. 

Espero haber ayudado a aclarar un poco esto. Y como comencé en el último número a compartir temas, este es el de este mes: 

“Break Out” de Lettuce, con Adam Deitch a la batería.

CARLOS CORONADO